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Navegando la incertidumbre de la pandemia: cómo evitar el efecto del "día de la marmota"



Son tiempos de pandemia. Nunca pensé que empezara un texto escribiendo algo así. Y sin embargo en esta situación nos encontramos. Y todas vamos aprendiendo, mal que bien, a movernos en ella.


La sensación de que el presente lo ocupa todo, pero un presente de apariencia estática y demoledora, con apenas una pequeña ventana por la que mirar, nos puede inocular una mezcla de emociones que de entrada atenacen la flexibilidad para seguir adelante. Como un vértigo profundo ante un lienzo en blanco con el que se nos exigiera hacer algo pero se nos ocultaran los materiales y no supiéramos dónde empieza y acaba el borde de la tela... ¿Cuáles son nuestras herramientas?

Las dificultades personales, nuestros dilemas, nuestras neurosis o malos entendidos con nuestras propias emociones...nuestras heridas pasadas, todo se ve enmarcado ahora en una circunstancia de restricción global y de amenaza a nuestra integridad física.


Esa amenaza hace que los miedos que ya existieran se puedan acentuar. O en otros casos, que la calma o mínimo bienestar que a lo mejor teníamos, de pronto se vea cuestionado y coartado. En muchos otros, además, se ve realmente deprivado y puesto en riesgo el día a día..., que quizá ya no era precisamente fácil, hasta el punto de estar sin ingresos o con la enfermedad, o con personas al cargo, o todo a la vez.


¿Cómo avanzar en este día que parece repetirse una y otra vez?

En condiciones pre-pandémicas, es bueno encontrar un equilibrio entre centrarnos en el presente, pero a la vez tener una mínima proyección y planificación hacia el futuro, de otra forma la sensación de abismo y/o de falta de control sobre tu propia vida se hace demasiado grande.



Hope Gangloff





¿Cómo encontrar ese equilibrio ahora, cuando las olas de la pandemia parecen no cesar, con todo lo que ello implica respecto a la necesidad de previsión?: lo primero es poder aceptar que lo que estés sintiendo al respecto de la situación que nos “cae encima” es válido y normal, es normal sentir apatía, pesadez, frustración, mayor tristeza que de costumbre, miedo, rabia... Ante todo ésto, si crees que está viendose muy afectado tu día a día puedes consultar a un/a profesional, pero mientras o además, quizás puedas plantearte algunas sugerencias:


  1. - de todo lo que tienes frente a ti: ¿qué puedes controlar, y qué no? ¿qué depende de ti, de otras personas, de la pandemia, de todo junto? Analiza qué margen de acción queda y sobre qué, y trata de proteger esa parcela, sin poner contínuamente el foco en lo que no podemos controlar actualmente.

  2. - ¿qué cosas, personas o actividades te hacen bien? ¿para quién eres tú importante o necesario/a, aunque sea en lo más aparentemente minúsculo?

  3. - Dosifica la información respecto a la pandemia, de forma que te sea útil y no te abrume o te inyecte pánico

  4. - Si de pronto todo se ve emborronado frente a ti, trata de tomar perspectiva: qué parte de la angustia es fruto de la situación actual, cual de conflictos o problemas que ya existían, cual de una mezcla de ambos; una vez clarificada la fuente, será más fácil ver qué medidas tomar; ¿puedes compartimentar los pasos a dar? recuerda que pequeños pasos para empezar siempre nos facilitará ver asumible lo que tenemos delante:

5. - observa tu día a día, por sencillo que sea, simplemente toma conciencia de cómo es un día en tu vida, y trata de mantener esa rutina pero incorporando algo nuevo: quizá una llamada telefónica, una lectura, una ruta diferente...

6.- si tu día a día se ha visto muy afectado por la pandemia, toma conciencia de todo el esfuerzo que has hecho y haces cada día para seguir levantándote y agradécetelo de corazón. No dudes en buscar ayuda las veces que así lo necesites a tu red de amistades, familiares, profesionales... o empieza a lanzar el S.O.S para generar una red si no existe. A veces acudir al médico/a de cabecera puede ser un primer paso para que te oriente, o un centro cultural, un teléfono de ayuda oficial, un sindicato, una asociación de mujeres/vecinos/as de tu barrio...

7. - si sientes miedo, permítete que en esta situación quizá sea un compañero de viaje con el que tener conversaciones de vez en cuando, porque estamos pasando por un territorio en el que él suele coger este tren, para hablarnos del paisaje (ya se bajará) ... Intenta verlo como una orientación, que de vez en cuando puedes escuchar. No te obsesiones en que el miedo se vaya, porque se pondrá más cabezota. Eso sí, como con otras emociones, si persiste tanto que te paraliza, exprésate en confianza con alguien, o consulta a un/a profesional

8. - si sientes rabia, ira incluso, quizá te asustes al notarla tanto: sin embargo es una emoción más y como todas, una vez atravesada, se marchará. Quizá te dote de la energía necesaria para dar un determinado paso, que acompañado de reflexión es posible que te permita avanzar en algo concreto

9. - ¿es posible para ti darte unos minutos al día de respirar y caminar?

10. - si todas las emociones que emergen se te presentan como demasiado enmarañadas y amenazantes, no dudes en seguir pidiendo ayuda a tu red o a un/a profesional de la salud mental, pues es una decisión muy saludable y constructiva.




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